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Historia/Cultura

Historia del púrpura, un color del poder

Por: Fenicios

En el primer milenio a.C., los fenicios tejieron un imperio comercial cuyo producto más destacado fue la púrpura, un tinte rojo que se convirtió en símbolo de reyes y emperadores

El púrpura, podríamos decir que nació en Tiro, actual Líbano, pero por entonces parte de la civilización fenicia. La púrpura de Tiro, la más codiciada (una suerte de caviar iraní, champaña francés o seda china) se obtenía de una especie de caracol marino (Bolinus brandaris) y era tan extremadamente raro que llegó a valer su peso en plata, según relata en El Banquete de los eruditos, de Ateneo de Náucratis. Este color se encuentra en la glándula hipobranquial de los mencionados caracoles y hay dos formas de obtenerlo. Una menos cruenta que era “ordeñar” la glándula para obtener el líquido y dejar vivo al molusco y la otra era rompiendo su concha. Los caracoles usan esta sustancia para sedar a sus presas o como antimicrobiano cuando ponen sus huevos. Para obtener 1 gramo de esta sustancia es necesario contar con 10 000 caracoles. Y ese gramo apenas alcanza para teñir un pequeño retazo. La sustancia obtenida debía dejarse secar al sol durante un lapso muy preciso de tiempo para ser utilizada más tarde. De ahí su valor y la dificultad para producirlo en masa. Medio kilo de lana teñida con este púrpura costaba, según el edicto de Diocleciano del año 301 unos 150 000 denarios… a dinero de hoy, unos 300 000 euros.

La exclusividad del púrpura llegó a la época isabelina, cuando los habitantes de Inglaterra tenían que acatar las leyes suntuarias, que regulaban estrictamente qué colores, telas y ropa podían y no podían ser usados por diferentes clases dentro de la sociedad inglesa. Entre estas normas se encontraba aquella que estipulaba que solo os parientes cercanos de la familia real podían usar púrpura. Hubo que esperar hasta 1856 cuando el químico inglés de 18 años William Henry Perkin creó accidentalmente un tinte púrpura sintético y la exclusividad del molusco se perdió para siempre.

Plinio, en su Historia naturalis (IX, 125) dió una versión mitólogica a su origen. Así relataba que el tinte púrpura había sido descubierto por el dios fenicio Melkart (a veces identificado con Heracles por sincretismo) cuando, caminando por la costa levantina, su perro había mordido un caracol de la púrpura, manchándose con el tinte.

Los fenicios alcanzaron una gran popularidad como mercaderes por todo el mediterráneo gracias a la púrpura De Tiro, sin embargo quizás no fueron los primeros en la producción del tinte: hay indicios de la recolección de moluscos en Creta durante el periodo minoico medio y tardío (siglos XX-XVII aC).

Los Fenicioas, marineros y comerciantes

Extraído de unos moluscos en un proceso largo y costoso, los fenicios se harian famosos por todo el mediterráneo como grandes mercaderes, con las telas y paños púrpuras como bien más valorado. És más el término fenicio acabó por ser equivalente a púrpura (phoinix en griego, color púrpura), aunque los fenicios nunca habían llamado así a su territorio.

Grandes comerciantes de especias, marfil, olivo, madera de cedro, incienso, céramica entre muchos otros, los fenicios (siglos XI-VII aC) alcanzaron la fama por todo el Mare Nostrum, y su gradual colonización de nuevas plazas tenía un fin económico.

Obra de Theodoor Van Thulden, el descubrimiento de la púrpura por el perro de Hércules
Obra de Theodoor Van Thulden, el descubrimiento de la púrpura por el perro de Hércules Símbolo de la Iglesia y declive productivo

La Iglesia católica siguió con el modelo romano, así la Curia Romana, usó el púrpura de Tiro para las vestimentas del Papa y los cardenales. También se convirtió en el color litúrgico de la cuaresma y adviento. La crisis definitiva del imperio bizantino a partir del siglo XIII fue clave para el declive de la producción del púrpura; La técnica de elaboración se perdió tras la toma de Constantinopla por parte de los turcos (1453) y los cardenales pasaron a vestir el valioso rojo carmín de grana o kermes en sus vestimentas y la vestimenta papal cambió a blanco con Pío V, que decidió mantener los atuendos de la orden de los dominicos (1556). Los obispos y arzobispos pasarían a vestir un púrpura de imitación mezcla de grana e índigo.

El color escarlata y carmesí, especialmente las telas rojas de lujo producidas en Venecia y la Toscana (Escarlata de Venecia) pasó a sustituir al púrpura como auténtico símbolo de poder y prestigio, y su coste solo estaba al alcance de los más poderosos. El pigmento escarlata era extraído del Kermes, un insecto mediterráneo, hasta ser reemplazado a partir del siglo XVI, por el pigmento que producía la cochinilla mexicana.

Pese a esto se mantuvo como estandarte de poder entre muchos monarcas, como Elizabeth I de Inglaterra (1558-1603), que dictó que solo ella y los miembros de la familia real podían llevar el color púrpura. Catalina la Grande, que gobernó de 1762 a 1796, llevaba un majestuoso vestido púrpura, símbolo de su poder. El púrpura fue utilizado también en numerosas pinturas religiosas del Renacimiento, para pintar ángeles o la Virgen María.



VientoSur
Autor: By Roser Garí Pérez
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